¿Frío o calor para dolor muscular?
Una pregunta simple con una respuesta que suele ser complicada. De modo simplificado os vamos a dar dos reglas generales con las que te puedes guiar.
¿Cuándo hay que aplicar frio en una lesión?
Aplicar FRÍO para reducir el dolor y controlar la inflamación en lesiones agudas. Con ello nos referimos a las «traumas» o lesiones repentinas que han ocurrido en las últimas 48 horas o “traumas”. Como regla general usa frío para lesiones nuevas.
¿Cuándo usar calor en una lesión?
Aplicar CALOR para todo lo demás. Es decir, para todo lo que no sea agudo con la intención de aumentar la circulación después de la fase inicial. Como regla general usa calor para lesiones viejas o las que hemos tenido durante más de 4 días.
A continuación, explicamos el porqué.
El frío se pone sobre lesiones agudas para reducir el dolor y para controlar la inflamación. Este objetivo también se usa en combinación con la compresión y elevación. La razón por la que queremos controlar la inflamación es porque queremos evitar los efectos secundarios. Cuando hay inflamación excesiva presionaran sobre las estructuras que se encuentran alrededor. La presión puede causar dolor, sensación reducida y limitación del movimiento.
¿Frío o calor para dolor muscular?
Por el contrario, usamos calor en lesiones que no son nuevas y que hemos tenido durante más de 4 días. Se ha demostrado que mejora la extensibilidad de tejidos y mejora la circulación sanguínea que aporta varios beneficios (incluido su capacidad de eliminar tejido dañado tras una lesión). El calor sirve para recuperar el movimiento de la zona lesionada cuando ha acabado el proceso inflamatorio. ¿Y cuándo sabemos que ha acabado el proceso inflamatorio? Suele tardar unos 3 días después de la lesión inicial, el dolor bajará y verás que la inflamación se mantendrá estable. Para estar seguros decimos de aplicar calor después de 4 días.
Es importante recordar que la aplicación del frío o calor en lesiones deportivas tiene como finalidad recuperarnos lo más rápido posible. Por ello las usamos como herramienta para la movilización, no como tratamiento único. Es decir, el frío atenuará el dolor para permitir el movimiento de la zona y el calor reducirá la rigidez para permitir el movimiento de la zona. El objetivo es el mismo, en cuanto se pueda queremos empezar a movilizar y recuperar la fuerza en la zona lesionada.
¿Cómo se puede aplicar calor o frío a una lesión?
Crema efecto calor – cuello, hombro o espalda.
Ducha – cuello, hombro o espalda.
Inmersión bañera – cadera, rodilla, tobillo, codo o mano.
Cubos de agua – tobillo o mano.
Packs reusables – zonas pequeñas localizadas.
Sauna – zonas grandes.
Write a comment
Your email address will not be published. All fields are required